8 de marzo 2024

Discípulas de principio a fin

Junto a cuatro mujeres con diferentes cargos de responsabilidad en la vida diocesana repasamos cuál es el papel de la mujer en la evangelización y misión de la Iglesia.

La historia de la salvación, a través de la Sagrada Escritura, identifica a muchas mujeres que fueron clave en la fe del pueblo elegido por Dios. La mujer es clave en el día a día de la Iglesia. En el hogar, en esa Iglesia doméstica, madres y abuelas son mayormente las transmisoras de la fe.

Si miramos la realidad de nuestras parroquias, aunque no haya un dato específico, de las 3.960 personas catequistas la gran mayoría son mujeres, que dedican su tiempo libre a formar a niños, jóvenes o adultos para recibir los sacramentos de iniciación cristiana.

Con respecto a la formación reglada, de las 2.200 personas que integran el profesorado de Religión Católica en la Región de Murcia, en Primaria el 86 % son mujeres y en Secundaria llegan al 63 %.

La Vida Consagrada es muy rica en la Diócesis de Cartagena, órdenes, congregaciones e institutos, a través de diferentes carismas, llevan el mensaje del Evangelio a la realidad a la que sirven desde su pastoral u orando desde su convento. Cerca de 600 personas han consagrado su vida a Dios en esta Iglesia diocesana, más de 500 son mujeres, religiosas de vida activa o contemplativa.

Poco a poco, la mujer, que desde el inicio de la vida consagrada ha visto ahí un lugar de plena autonomía en el servicio al Evangelio, ha comenzado a ocupar (en los últimos años) puestos de responsabilidad en los diferentes movimientos laicales, así como en las cofradías y hermandades. Puestos que en la Curia diocesana se ostentan en la Cancillería y Secretaría General y en la Delegación de Medios de Comunicación Social.

Sobre la implicación de la mujer en la misión y toma de decisiones en la Iglesia hablamos junto a cuatro mujeres que ostentan cargos de responsabilidad en diferentes realidades eclesiales.

Una mujer al frente de la Cancillería y Secretaría General

La actual canciller y secretaria general de la Diócesis de Cartagena, Encarna Jiménez Rodríguez, lleva 30 de sus 64 años trabajando para la Iglesia diocesana. La Delegación de Enseñanza, la Secretaría General y Vicaría General han sido los lugares en los que Encarna ha desempeñado su trabajo en estas tres décadas. «Mi entrega y servicio a la Diócesis han sido una constante en mi vida, en todos los departamentos por donde he pasado», asegura. Su absoluta discreción y humildad, y su conocimiento de la gestión administrativa le hicieron merecer la confianza del obispo de Cartagena, que el 22 de octubre de 2018 la nombraba canciller y secretaria general.

Esposa, madre de tres hijos y orgullosa abuela de dos nietos, dedica todo su tiempo fuera del trabajo a la familia y a disfrutar del campo y la naturaleza. Destaca que la mujer, poco a poco, va teniendo su lugar en diferentes cargos de responsabilidad, ya que tiene muchas cualidades: «Sobre todo la capacidad de entrega y servicio, y la fuerza y la firmeza. Cuando una mujer está decidida en hacer algo, lo hace».

Reconoce que le gusta su trabajo, aunque muchas veces requiera tiempo, precisión y estudio, y que nunca ha sentido que se le trate diferente por ser mujer: «Los sacerdotes con los que he trabajado más directamente siempre me han tratado muy bien».

En la coordinación de la Cáritas territorial de Cartagena

Aunque es empresaria, desde hace 22 años Petri García Pérez trabaja para Cáritas como voluntaria coordinando la impresionante labor que se realiza en Cartagena. California, senderista y ávida lectora, a la que también le apasiona el cine, está casada, es madre de un hijo y abuela de un niño y de una niña que viene de camino. Vive su fe en la Parroquia San Fulgencio y también está muy vinculada a la Basílica de la Caridad. Comenzó su labor en Cáritas en 2002 cuando terminó su cursillo de cristiandad. «Mi labor en la coordinación en Caritas Cartagena es bastante grande, ya que tenemos muchos proyectos que necesitan de atención: un comedor, un economato, un centro de baja exigencia, un piso tutelado, un proyecto de reciclaje de ropa… y además las 28 Cáritas parroquiales», destaca.

Asegura que es significativo el número de mujeres entre los voluntarios de Cáritas, al igual que trabajadoras, aunque «los puestos de responsabilidad máxima, sobre todo a nivel diocesano, suelen ser siempre hombres».

Para Petri, la mujer en la Iglesia es «imprescindible» hoy: «La mujer tiene una sensibilidad especial y una forma de ver y afrontar los problemas diferentes a los hombres. Por lo tanto, puede aportar ideas y resoluciones que complementen y que amplíen».

Mujer, murciana y madre de una congregación

En 1939, la murciana María Séiquer Gayá y Amalia Martín de la Escalera, natural de Santander, fundaron el Instituto de Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado. Se establecieron en la pedanía murciana de Santo Ángel, en la casa de Villa Pilar, el lugar en el que María había vivido junto a su marido, Ángel Romero, antes de la Guerra Civil. Tras la muerte de Ángel, María descubrió y maduró su vocación religiosa. Ambos están hoy en proceso de canonización.

Desde la casa madre de Villa Pilar la congregación se ha extendido por el mundo entero y hoy tiene presencia en diferentes lugares de España, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras, República Dominicana y Mozambique.

Cristina Pastor López nació en los Baños de Mula y quiso seguir los pasos de madre María y madre Amalia, entrando en la congregación el 25 de marzo de 1989. Durante estos años ha pasado por diferentes comunidades y hoy forma parte de la que en Cieza regenta el colegio junto a la ermita del Santo Cristo del Consuelo. A sus 56 años acompaña también la formación inicial en España de las mujeres que entran en la congregación y coordina el equipo de pastoral. Es maestra de Educación Infantil y educadora social. Mucho trabajo que es posible gracias a la misión compartida: «Soy una convencida de la misión compartida (mujeres, hombres, laicos, sacerdotes, religiosos), no me refiero solo a trabajo, sino a compartir los dones que todos tenemos; cuando nos escuchamos, conocemos y respetamos, la sociedad, la Iglesia, marcha mejor», explica la religiosa.

«El aporte enriquecedor de una mujer es indudable», explica Cristina: «Normalmente somos más intuitivas, más sensibles, más cercanas, con más ternura. Es necesario humanizar. La Iglesia necesita a la mujer».

Las mujeres jóvenes, futuro de la Iglesia

Marta Martínez Madrid tiene 19 años y estudia segundo de Enfermería. Nieta e hija de hospitalarios, lleva por bandera con tremendo orgullo su pertenencia a este movimiento de la Iglesia formando parte de la Hospi Joven. También forma parte del equipo de la Delegación de Pastoral Vocacional y es miembro del Consejo Diocesano de Pastoral

Para Marta, el papel de la mujer en la Iglesia es importante, puesto que la mujer «tiene una presencia fundamental» tanto en la familia, Iglesia doméstica, como en la Iglesia a nivel diocesano. «Las abuelas han jugado un papel fundamental en las familias ya que en muchos de los casos han sido las que han transmitido la herencia de la fe. A nivel diocesano la mujer también tiene un papel importante dentro de las parroquias. Y ni qué decir tiene, que en la actualidad en nuestra Diócesis la mujer ya forma parte de puestos de responsabilidad. Aunque pienso que en otros niveles aún queda mucho camino por recorrer».

A sus 19 años, Marta sabe que la mujer tiene mucho que aportar a la Iglesia por su formación y por aquellas cualidades que la caracterizan: «Por el papel que la mujer ha tenido durante la historia, la distingue una sensibilidad y una forma de ver y afrontar los problemas y adversidades diferente al hombre. Por lo tanto, puede aportar ideas y resoluciones que amplíen y completen».

Texto completo en la revista Nuestra Iglesia 523

María de León Guerrero
Licenciada en Periodismo y Bachiller en Teología. Delegada Episcopal de Medios de Comunicación Social. Directora y presentadora de los programas de El Espejo e Iglesia Noticia de Cope Murcia. @marietadleon
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