20 de mayo 2016

Este domingo la Iglesia celebra la Jornada Pro Orantibus, en la que se pide por los monasterios de clausura y sus consagrados

Oasis de misericordia en medio del mundo. Así son los monasterios de clausura que este domingo, 22 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, celebran la Jornada Pro Orantibus. Un día en el que se pide un recuerdo especial por aquellos que han sido llamados a la vida contemplativa: monjas, monjes y vida eremítica. Hombres y mujeres que muestran al mundo un anuncio silencioso del amor misericordioso de Dios.
El lema de este año es “Contemplad el Rostro de la misericordia”, un rostro que, el Papa Francisco en la Misericordiae Vultus dice es Jesucristo. Durante todo este día la Iglesia universal centra sus peticiones en favor de los consagrados y consagradas en la vida contemplativa, la dan a conocer y además se promueven iniciativas pastorales dirigidas a incentivar la vida de oración.
La vida contemplativa hoy
Santa Teresa del Niño Jesús decía: “¡Jesús, amor mío, al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor! Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia, y ese puesto, Dios mío, eres tú quien me lo ha dado… En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor… Así lo seré todo…”.
Una vida que se convierte en corazón de la Iglesia y que se desarrolla recogida entre las paredes del monasterio, inmersa en el silencio, el trabajo y la oración, y que mucho dista de la que viven los religiosos de vida activa, donde el apostolado es más visible: ancianos, niños, educación, caridad o exclusión, entre otros.
La presencia de la vida contemplativa es una realidad muy amplia, ya que cuenta con un tercio del total de monasterios de todo el mundo. En España hay 784 femeninos, con alrededor de 8.700 monjas, según datos de la Conferencia Episcopal Española. El número de masculinos es menor, apenas 35 monasterios de clausura, con unos 500 religiosos.
Realidad diocesana
En la Diócesis de Cartagena nos encontramos con alrededor de 180 monjas, que viven en 16 monasterios de vida contemplativa, que se distribuyen por toda la Región. En la ciudad de Murcia, en medio del ruido y las prisas del mundo, nos encontramos con cinco de estos conventos de clausura, que a través de su oración sostienen la vida de la Iglesia. Las Agustinas Descalzas de San Juan de Ribera, que viven en el monasterio Corpus Christi, y que este año están celebrando el cuarto centenario de su presencia en Murcia. El monasterio de Santa Ana acoge a las Dominicas, que también están de celebración: 800 años de la Orden de Predicadores. En 1490 se fundó una congregación en Murcia, las Canonesas Justinianas de Madre de Dios, de vida contemplativa. Y desde 1645 llevan en la ciudad las Capuchinas, en el monasterio Exaltación del Santísimo Sacramento, ubicado en el Paseo del Malecón.
Una realidad muy presente en la Diócesis es la de las Clarisas, que también se encuentran en la capital, pero que además tienen casa en otros municipios: Cieza, Mula, Caravaca, Lorca, Santomera y en la pedanía murciana de Algezares. Esta es una zona con gran concentración de monasterios de religiosas de clausura, pues cuenta con cuatro conventos: Benedictinas, Carmelitas Descalzas, Clarisas y Concepcionistas. Cerca de la ciudad, pero ya en el monte, apartadas del ir y venir del mundo, envueltas en el silencio de la naturaleza.
Además, también hay Carmelitas Descalzas en Tallante, una congregación que se trasladó a este pueblo cartagenero desde Caravaca de la Cruz. Y un convento más, el de Nuestra Señora de la Paz, de monjas Cistercienses de estrecha observancia, en La Palma.
Pero no sólo hay religiosas de vida contemplativa en la Diócesis de Cartagena, también hay una comunidad de religiosos, los Ermitaños de Nuestra Señora de la Luz, que apartados del mundo, viven, en el monte, su vida de oración.
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