20 de octubre 2023

«Sus miradas cambian, es algo maravilloso»

La murciana Inma Lozano García es evangelizadora en la actividad «Una luz en la noche», organizada por la Renovación Carismática Católica.

P.: ¿Por qué decidiste participar en esta actividad de evangelización a pie de calle, Una luz en la noche?

R.: Me llegó la noticia, como muchas otras, a través de mi grupo de oración, que nos informa de distintas actividades. Pero la decisión de participar como evangelizadora no creo que dependiera de mí. Noté esa llamada de acudir a la jornada y desde el principio sentí que era para llevar el mensaje del Señor a quien él pusiera en mi camino en una noche tan especial como la que se constituye en estas jornadas. La primera vez fui por notar que tenía que implicarme más en distintas actividades, entre ellas esta; la segunda fui con un compromiso adquirido, y la tercera respondía ya a una necesidad.

P.: Una vez expuesto el Santísimo, salís a la calle de dos en dos para invitar a los viandantes a que entren y se encuentren con el Señor. ¿Cómo es la experiencia?

R.: Supera cualquier expectativa. La presencia del Señor se nota de una manera muy especial dentro del templo y, cuando sales a evangelizar, te sientes parte de la luz que acompaña la exposición del Santísimo; esa luz que atenúa la oscuridad y que abre una puerta hacia el encuentro de otras personas con el Señor. Es maravilloso sentirse instrumento de una manera tan patente.

P.: ¿Cómo reaccionan las personas cuando os acercáis a hablarles de Dios?

R.: Lo primero es diferenciar entre la reacción que pueden tener al mensajero, que somos nosotros y no tiene ninguna importancia, y lo que supera eso, que es el encuentro con el anuncio que se les hace. Se puede decir que el rechazo drástico es muy pequeño y que la aceptación es generalizada. Muchas personas abren los ojos con una mirada de reencuentro, acompañada de sorpresa. Cuando les decimos: «Estamos en estas jornadas de evangelización; dentro del templo está la exposición del Santísimo y, si entras, verás cómo notas lo mucho que el Señor te ama», no escuchan nada nuevo, pero sí recuerdan algo que está en su corazón de un modo latente y que necesita ser activado, ser actualizado. Notas cómo estas personas, cuando entran, se emocionan, muchas de ellas lloran... y se rinden en los brazos del Señor, igual que un hijo que se reconcilia con su padre. Y sí que hay personas para quienes el kerigma del amor de Cristo supone una cierta novedad en su vida, porque aunque han tenido la suerte de ser bautizadas no tienen un encuentro cotidiano con el Señor. Acogen esta noticia con un escepticismo acompañado de curiosidad, que les incita a entrar y ver la adoración, y entonces pasan de verla a sentirla. Eso se percibe en un cambio de actitud, cuando los acompañamos al altar y cambian sus miradas, cambian sus sentimientos. Es algo maravilloso.