31 de mayo 2017

“Me salva la vida, todos los días, el poder hablar bien de Dios”, Pedro César Carrillo Martínez

El próximo domingo, 4 de junio, comienzan las ordenaciones sacerdotales en la Diócesis de Cartagena, el primero será Pedro César.

En 1993, un año después de que se comenzara el Camino Neocatecumenal en la parroquia de San Pedro de Alcantarilla, Pedro empezó a caminar en su comunidad. Recuerda con claridad como ese año, viendo un vídeo de la JMJ de Denver y el encuentro de los jóvenes con Kiko y Carmen, los iniciadores del Camino Neocatecumenal, sintió algo al escuchar la predicación y al ver esa “marea de gente levantarse”. Aunque él, en aquella primera convivencia de inicio de curso, prefirió no moverse de su asiento. Al año siguiente comenzó en Murcia el prevocacional, pero las dudas sobre su vocación hicieron que siguiera poniendo obstáculos a la voluntad de Dios.

Pedro sonríe al explicar que él creía que su vocación era al matrimonio y que por eso estuvo saliendo unos años con una chica. “Cuando terminé mi relación con ella lo vi claro, el Señor me llamaba para ser presbítero”. Pero la claridad de este sentimiento no lo hizo más sencillo: “era un tira y afloja, el Señor me llamaba, pero yo me escondía detrás de un paraguas”.

La Cuaresma de 2013 fue decisiva: “El Señor me regaló el martillo y el cincel para ir modelando mi corazón”. Recuerda de forma especial el rezo de Laudes de un día de esa Cuaresma, cuando le vino a la mente la frase con la que un sacerdote le animó a rezar: “Sea el Señor tu delicia y él te dará lo que ansía tu corazón”. Y llegó esa Semana Santa y la Vigilia Pascual, “la Palabra me tocaba por todos lados. Escuchaba en la lectura del sacrificio de Isaac como Dios me pedía que sacrificara mi voluntad”.

Como suele ocurrir, en su entorno no se extrañaron cuando Pedro dijo que tenía vocación sacerdotal. Asegura que agradeció mucho que quienes le rodeaban supieran respetar sus tiempos sin presionarle: “estuvieron como espectadores, pero siempre dispuestos a prestar ayuda”.

Llegó el momento de la convivencia vocacional en Porto San Giorgio en la que los futuros seminaristas del Camino Neocatecumenal conocen el seminario en el que recibirán la formación. A Pedro le tocó el Redemptoris Mater de la Diócesis de Cartagena. Una decisión que no le gustó al principio, pero pronto comprobó como Dios hace siempre las cosas bien. Pedro acababa de comprarse una casa y, como ya tenía los estudios de Teología terminados, durante su primer año de seminario tuvo que trabajar por las mañanas para pagar la hipoteca. Además, ese año no pudo vivir en el seminario, junto al resto de sus compañeros. Esta situación hizo que se planteara si había sido acertada su decisión de entrar en el seminario. “La Virgen me ha demostrado a lo largo de mi vida que siempre está. Ese 13 de mayo conseguí alquilar el piso y, con lo que me daban, pagar cada mes la hipoteca y así pude entrar al seminario como el resto de mis compañeros”.

El segundo año de seminario lo pasó de misión en el sur de Argentina. Esta experiencia le valió para conocer el poder del anuncio de Jesucristo: “me salva la vida, todos los días, el poder hablar bien de Dios”. Allí descubrió cómo cambia el corazón de la gente tras su encuentro personal con Cristo, “se abre la esperanza”.

“El Señor va confirmando la vocación y vence las dificultades”, como la de estudiar un máster en Derecho Canónico en Suiza: “las clases eran en italiano, fue un tiempo de sufrimiento pero me ayudó a salir de mi vergüenza y de mi soberbia”.

Su diaconado lo ha vivido en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Torre Pacheco y este próximo domingo, 4 de junio, será ordenado presbítero, a las 19:00 horas en la parroquia de San Pedro de Alcantarilla. “Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré… Porque no has sentido desprecio de este pobre”, esta frase del Salmo 22 resume para él su experiencia de Dios “porque nunca ha sentido asco de mis pecados y debilidades. Estoy agradecido por el amor de Dios en mi vida”.

Sus primeras misas serán el sábado 10 de junio, a las 20:00 horas, en la parroquia de San Pedro de Alcantarilla; y el domingo, 11 de junio, a las 11:00 horas, en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Torre Pacheco.

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