La lectura del día

No desprecian a un profeta más que en su tierra
XIV domingo del Tiempo Ordinario- Sal 122. R. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.
- 2 Cor 12, 7b-10. Me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo.
- Mc 6, 1-6. No desprecian a un profeta más que en su tierra.
Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?». Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.