1 de junio 2018

Frailes Menores Franciscanos, Cehegín

La iglesia del convento, erigida como parroquia desde 1966, custodia la imagen de Nuestra Señora de las Maravillas, patrona del municipio.

A mediados del siglo XVI, en 1560, fue fundada la comunidad de Frailes Menores Franciscanos, por orden del Rey Felipe II. El convento en el que se instalaron se encontraba en las afueras de Cehegín, aunque actualmente están en el centro del pueblo, pues este ha crecido con los años y ha rodeado el edificio. Su creación en los arrabales, una zona alejada del centro, se hizo para propiciar que fuera convento de recolección, casa de formación.

Hasta la desamortización (que causó la salida de los religiosos), en 1836, fue colegio de misioneros, cuya dedicación fundamental era formar a los frailes jóvenes y los profesos para prepararlos de cara a la misión. Así durante siglos.

Los frailes volvieron a Cehegín en 1878, siendo así el primer convento restaurado de la antigua Provincia Franciscana de Cartagena (en la actualidad, pertenece a la Provincia de la Inmaculada Concepción, formada hace casi tres años y a la que se sumaron más conventos de España, los de trece Comunidades Autónomas, Roma y Perú). Fue casa de noviciado hasta 1912, también centro de estudios filosóficos y teológicos de los futuros sacerdotes franciscanos y seminario de misioneros para Tierra Santa y Marruecos.

Colegio seráfico

A principios del siglo XX, contaban con una comunidad bien constituida, numerosa y abundante en vocaciones. Fue entonces cuando ser realizaron reformas en el convento, en el piso superior, donde se instalaron 40 celdas que acogerían el Colegio Seráfico, un seminario menor que acogía a niños para ser formados en Humanidades y Teología a niveles muy elementales, con el objetivo de ser futuros frailes. Excepto durante la Guerra Civil, del 36 al 39, que fue suspendido, este colegio funcionó hasta mediados de los años 70. “La gran mayoría de frailes de la antigua Provincia de Cartagena han pasado por esta casa para formarse”, explica fray Francisco Ángel Fernández, miembro de la comunidad de Cehegín.

Parroquia de Nuestra Señora de las Maravillas

El convento de los Frailes Menores Franciscanos está dedicado a San Esteban, al igual que lo estaba el templo del mismo hasta que fuera erigido como parroquia en 1966, cuando pasó a dedicarse a la patrona del municipio, Nuestra Señora de las Maravillas, imagen que custodiaban desde que llegara a Cehegín en 1725. Actualmente, el pueblo cuenta con tres parroquias: la más antigua que es Santa María Magdalena, la de los franciscanos y San Antonio de Padua, que es de los años 70.

“Tenemos en torno a unos 10.000 feligreses en la parroquia –asegura fray Francisco Ángel– y una gran actividad, pues además de dispensar los distintos sacramentos y los grupos que de forma natural los acompañan, tenemos cofradías; hermandades; y la Orden Tercera Franciscana Seglar, que es una fraternidad secular de laicos que quieren vivir la espiritualidad franciscana pero desde el día a día, en sus casas, con sus familias, en sus trabajos… pero nutridos de la espiritualidad de San Francisco de Asís. Es el grupo más activo que hay en la parroquia y que además está presente en todos los ámbitos parroquiales”.

El templo cuenta con un centro de día, dedicado a la ayuda y formación de personas necesitadas y en riesgo de exclusión social (jóvenes, mayores o niños), para los que realizan distintas actividades a lo largo del día.

El convento, realizado con capacidad para más de 50 frailes, alberga hoy en sus instalaciones algunas de las actividades que en la parroquia se realizan: centro de día, lugar de trabajo de la hermandad de la Virgen, un espacio para la Orden Franciscana Seglar… Todos tienen un lugar en el convento franciscano de San Esteban de Cehegín.

Virgen de las Maravillas

En 1725 desembarcó en el puerto de Cartagena una imagen de la Virgen con el Niño Jesús en sus brazos, procedente de Nápoles, y que tenía por destino Cehegín. Una talla que se convertiría en la de la patrona de este municipio del noroeste de la Región de Murcia: Nuestra Señora de las Maravillas.

Fue custodiada, desde el principio, en la iglesia del convento de los franciscanos, lo que ha hecho que este “sea un lugar de encuentro importante para el pueblo, incluso antes de ser parroquia, pues los cehegineros ya miraban al convento como lugar de acogida espiritual”.

Aquí, el culto a la Virgen María es intenso, tal y como asegura el fraile. Todos los sábados hay oración a la Virgen y los últimos de cada mes se celebra la misa de hermandad. Momentos en los que participa mucha gente, pues “siempre es multitudinaria la respuesta de los cehegineros cuando es la Virgen quien convoca”.

En septiembre se celebra la fiesta de la Virgen de las Maravillas, que comienza con una novena desde el 1 al 9 de septiembre y el día 10 se realiza la procesión. “Yo creo que participa todo el pueblo, hasta los que no creen. Se ha convertido aquí en una especie de icono que atrae a creyentes y no creyentes. Los actos entorno a Ella se viven con un recogimiento mayor que en Semana Santa. La Virgen María aquí tiene una connotaciones muy especiales y se vive al modo ceheginero, porque no se puede comparar con otros lugares”.

Peregrinos a Caravaca

El camino de peregrinación a Caravaca de la Cruz, que con motivo del Año Jubilar cientos de miles de personas han realizado ya en lo que va de año, pasa, indudablemente, por el municipio de Cehegín, que dista 7 kilómetros de la Basílica Menor-Santuario que custodia el Lignum Crucis.

El convento de San esteban de los franciscanos es lugar de sellado de la credencial. Muchos peregrinos hacen un alto en el camino para contemplar la iglesia de la patrona y elevar sus súplicas y alabanzas.

“Es una experiencia muy buena porque se sorprenden la mayoría, pues no conocen el santuario ni a la Virgen. Muchos aseguran que quieren volver a Cehegín para detenerse con más calma en la Virgen de las Maravillas, porque se quedan enamorados de ella. El entorno también invita, pues el noroeste murciano es singular”. Algunos incluso les han escrito y llamado tras volver a sus lugares de origen. Gestos de cariño que unen aún más la peregrinación a la fe.

Carisma

Los Frailes Menores Franciscanos nacidos en el siglo XIII de la mano de Francisco de Asís, han sufrido ciertos cambios en su carisma desde el comienzo de la Orden hasta el día de hoy, adaptándose a las necesidades del mundo y de la Iglesia, pero sin perder el sentido y el centro del mismo: la evangelización, la instrucción del pueblo, el servicio de confesión y la celebración de la Eucaristía.

Todo vivido desde la sencillez y la humildad que caracterizaba al santo de Asís. Un hombre pobre y alegre.

Su misión, sea cual sea la labor que realizan, es llegar al corazón de las personas, sobre todo al de aquellas más necesitadas y eso lo consiguen desde la pobreza evangélica, que no solamente se refiere a la ausencia de recursos, sino a la disponibilidad total al servicio del Reino de Dios, y desde la apertura, para poder acoger a las personas en sus debilidades.

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