31 de marzo 2022

«Ver en una mujer que ejerce prostitución la imagen del Redentor»

Acoger, con respeto y amor a la mujer en situación de explotación sexual es la misión que cumplen las Oblatas del Santísimo Redentor.

Compartir la buena noticia de liberación con las mujeres que ejercen prostitución o son víctimas de trata para la explotación sexual, así podría definirse el carisma de las Oblatas del Santísimo Redentor, una congregación religiosa que se basa en actitudes como la acogida, la misericordia, la gratuidad y la esperanza para llevar a cabo su misión. Junto a ellas, la familia oblata también trabaja en este ámbito, profesionales y voluntarios laicos implicados. Una de las religiosas de la casa de Murcia, María del Carmen Río Riesco, asegura que todos los esfuerzos de esa familia son para «para transitar y abrir caminos más sólidos y justos para las mujeres».

La casa murciana de las oblatas fue fundada por la misma fundadora de la congregación, Antonia María de Oviedo y Schönthal, aunque sus orígenes son previos a la llegada de hermanas. En la década de 1870 una vecina de Murcia, Asunción Barrena, acogía en su casa a mujeres jóvenes que tenían distintas necesidades: unas por ejercer prostitución, otras por estar en la calle… Acogía a mujeres en contexto de exclusión, todo ello con la ayuda del sacerdote Francisco López Costa y la aprobación del obispo de entonces, tal y como narran las crónicas.

Pasado un tiempo, Asunción se puso en contacto con las oblatas, con quienes se entrevistó en varias ocasiones. En 1881 falleció, momento en que las religiosas se hicieron cargo de la casa de acogida, instalándose en la ciudad.

Acogida e inserción social

Las oblatas se han ido adaptando a la realidad de cada momento. En un inicio las casas de acogida eran grandes, aunque es una realidad que ha cambiado con los años. A día de hoy, en Murcia cuentan con el Programa Oblatas Murcia, que es un espacio en el que dan acogida a las mujeres que ejercen la prostitución, que son víctimas de trata para la explotación sexual o que, debido a esto, viven situaciones de exclusión. Desde aquí las ayudan en su realización personal e integración social.

Este proyecto cuenta con dos ámbitos de actuación: por un lado «la casa de acogida, destinada a mujeres que se encuentran en una situación difícil y que desean dejar la prostitución, por lo que ahí tienen un lugar en el que poder cambiar su vida», explica la religiosa; «queremos que se sientan como cualquier ciudadano». Por otro lado, está el centro de día, que es un espacio de acompañamiento en el proceso de integración social, en el que se les orienta, se les atiende psicológicamente, se les ayuda en la inserción laboral… Por ello, habitualmente las mujeres que están en la casa de acogida también acuden al centro de día.

Sensibilización

Además, de todo este trabajo directo con las mujeres, las hermanas oblatas y la familia oblata realizan un arduo trabajo de sensibilización social, fomentando la participación social de las mujeres, generando conocimiento sobre la realidad de la prostitución, visibilizando y denunciando las situaciones de injusticia… Es aquí donde el significado del nombre de la congregación recupera todo su sentido: Oblatas del Santísimo Redentor. «Nuestra fundadora decía: Quiero que mis hermanas oblatas vean en las mujeres la imagen del Redentor. De ahí viene el nombre», explica María del Carmen Río, quien asegura que esta frase fue una llamada de atención en pleno siglo XIX. «Ver en una mujer que ejerce prostitución la imagen del redentor solamente puede hacerlo quien entra en ese terreno sagrado».

Esta labor de sensibilización también la llevan a cabo en la residencia universitaria que la congregación tiene en la ciudad de Murcia (Residencia Universitaria Hermanas Oblatas). En ella se cuida el acompañamiento de las jóvenes que vienen a estudiar, se las acompaña, con un clima de familia, y se fortalecen los valores sociales y cristianos, siempre respetando la fe de cada una.

¿Cómo llegan a la mujer?

«Primero pisamos el lugar por donde ellas están, donde el dolor se oculta. La intervención que hacemos es diversa porque diversa es cada situación. Es terreno para nosotras sagrado. Poco a poco vamos formando parte de su vida y ellas forman también parte de la nuestra. Y en todos nuestros proyectos vamos creando lazos familiares. Para la familia oblata es importante experimentar que la misión configura nuestro modo de ser y de estar en el mundo, que la pedagogía de esta parcela de la misión de Jesús en la Iglesia nosotras la hacemos desde la acogida, el respeto y el amor», relata la oblata.

La congregación de Oblatas del Santísimo Redentor, fundada en 1870, está este año de celebración, pues el pasado 16 de marzo se cumplieron 200 años del nacimiento de su fundadora, Antonia María de Oviedo y Schönthal.

Susana Mendoza Bernal
Licenciada en Periodismo. Redactora de la Delegación de Medios y responsable de redes sociales.
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