26 de febrero 2024

Tres seminaristas reciben el ministerio de lector y otros tres el de acólito

Son seis los seminaristas que, en la tarde de ayer, recibieron los ministerios laicales en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Alcantarilla, en una celebración que presidió el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes. En ella, tres de los candidatos recibieron el lectorado y otros tres el acolitado; unos ministerios que suponen un paso más en su preparación para el sacerdocio.

Antonio David Gil Pereira, del Seminario Mayor San Fulgencio; y Pablo Pardo García y José Martínez Marín, del Redemptoris Mater, fueron los candidatos que recibieron el ministerio de lector. El acolitado lo recibieron Enrique Belda García, Abraham Martínez Moratón y Miguel Tovar Fernández, del Seminario Mayor San Fulgencio. Los acompañaron los rectores y formadores de estos seminarios, junto a sacerdotes, feligreses, compañeros seminaristas y familiares.

«Vosotros, queridos candidatos a las Órdenes Sagradas, estáis dando otro paso más en este itinerario de servicio al Pueblo de Dios al recibir de la Iglesia los ministerios laicales, que os centran en el mismo corazón de la Iglesia, al servicio de la Palabra y de la Eucaristía», dijo el obispo a los candidatos durante la homilía, para animarles a vivir los tres elementos esenciales de la vocación sacerdotal subrayados por el Papa Francisco. El primero de ellos es, resaltó Mons. Lorca, «ser fieles cooperadores, coristas, no solistas; testigos de una comunión que implica fraternidad, fidelidad y docilidad». El segundo es «ser servidores del Pueblo de Dios», a imitación de Cristo; y el tercero, servir «bajo la guía del Espíritu Santo, orientando la vida al Señor y por el Señor, para ser verdaderamente hombres de Dios».

El prelado cerró sus palabras pidiendo a Dios y a la Virgen María por los candidatos: «Dios os bendiga y os dé coraje para seguir trabajando y madurando vuestra vocación con responsabilidad y entrega todos los días».

El acolitado es el ministerio laical por el que se encomienda el servicio al altar, asistiendo al sacerdote durante la celebración de la Eucaristía. Por el lectorado se recibe el ministerio de proclamar la Palabra de Dios ante la asamblea, dando testimonio de ella con la propia vida.