Solo una

¿Te has preguntado alguna vez si confías en alguien ciegamente? Antes de responder deberíamos hacer un ejercicio previo, deberíamos redactar los puntos del contrato de confianza y comprobar que nuestra persona confiable cumple los requisitos para poder lucir el galardón. Seguramente un buen sicólogo nos diría que hay que empezar por fiarse de uno mismo, tener la capacidad de creer en ti y en tus posibilidades y que confiar en los demás es solo un añadido. O, quizás, nosotros mismos estemos pensando en este momento que podemos contar con los dedos de una mano las personas de las que nos fiamos ciegamente.

Pero estoy segura de que la mayoría pensamos en la misma persona. Es muy probable que te haya venido a la mente tu madre, da igual que esté viejita, da igual que ya no esté aquí, da igual que ya no la puedas abrazar, porque aun estando lejos te falló pocas veces. Tal vez no sea perfecta, tal vez tenga un carácter que te haya hecho correr más de una vez, tal vez no haya sonreído tanto como querías, tal vez se fue demasiado pronto, tal vez no jugó tanto contigo como esperabas, pero aun así te ha querido con locura. Es decir, con tu madre firmarías cualquier acuerdo de amor que se te pusiera por delante.

No obstante, si sigues pensando en personas fiables, no olvides q30ue estamos en el mes de mayo, que puedes llevarle flores a María, que ya se encargará ella de hablarle de ti a su hijo. Y tampoco te fallará.

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