Septiembre, un aire de nuevo comienzo

Tras el verano, volvemos a retomar rutinas, proyectos, compromisos y responsabilidades, pero también sueños, búsquedas e ilusiones. Se nos presenta una nueva oportunidad para comenzar con sentido y gratitud, con esperanza.

En nuestra vida de fe, este tiempo se convierte en una ocasión privilegiada para renovar la relación con Dios y con la comunidad, siempre cargada de nuevas intenciones. Así como muchos se marcan metas académicas o laborales, podemos proponernos objetivos espirituales: rezar con más constancia, participar en la comunidad, cuidar la creación, reconciliarnos con alguien. El fervor religioso que suele despertar en estas fechas, como la romería de la Virgen de la Fuensanta, no es solo emoción pasajera, sino una oportunidad para profundizar en la fe y darle un rumbo más consciente de la mano de la Virgen al curso que empieza.

Nuestra oración como comunidad orante este mes está ligada al inicio de las tareas pastorales, pidiendo por sacerdotes, consagrados y laicos que retoman su misión con entrega renovada; por los niños y jóvenes que comienzan un año escolar.

Connotación especial tiene para nosotras el 17 de septiembre porque celebramos el documento crucial19 para unificar y formalizar nuestra Regla de la Orden de la Inmaculada: la firma de la bula Ad Statum Prosperum por el Papa Julio II en 1511. En definitiva, este tiempo es como un «adviento pequeño», una invitación a preparar el corazón, a seguir viviendo con esperanza y con más fidelidad, fe y alegría, de manos de María Virgen.

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