Hay muchas personas que creen que Dios, al ser infinita misericordia, todo lo perdona. Lo cierto es que, aunque es cierto, no es del todo verdad, pues hay un pecado que Dios no perdonará jamás, el que se da contra el Espíritu Santo: «Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que estas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno» (Mc 3, 28-29).
Luego, ante esta afirmación del propio Jesús, nos nace una pregunta: ¿qué es el pecado contra el Espíritu Santo? ¿Es posible que haya una contradicción en la Sagrada Escritura? Esto lo tenemos bastante bien explicado en el Catecismo de la Iglesia Católica en su artículo 1864: «No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo».
Es decir, la infinitud de la misericordia de Dios tiene un límite: nuestra libertad, pues somos nosotros los que acogemos o rechazamos, desde el ejercicio de la misma, los beneficios de la misericordia divina. Dicho de otra forma: Dios no perdona la blasfemia contra el Espíritu Santo porque respeta profundamente nuestra libertad. Quiere que lo amemos y que lo aceptemos libremente, no a la fuerza.
¿Estás dispuesto a abrirte a la misericordia de Dios o no?