Gracias, hermanas

El primer artículo de este 2025 deseamos que sea una acción de gracias por la presencia, cercanía y cariño que con la comunidad de hermanas Benedictinas, del Santuario de la Fuensanta, siempre hemos mantenido. Llegaron en 1978 y con gratitud recordamos cómo madre Teresa, abadesa benedictina, y madre Clara, abadesa concepcionista, comenzaron a prestarse un apoyo mutuo, que siempre ha unido a ambas comunidades. Gracias, hermanas, por haber estado siempre prontas a la caridad, por todas las risas compartidas, por las ilusiones vividas juntas. Ahora, en esta despedida, nos seguís dando un ejemplo de fidelidad a los planes de Dios sobre vosotras, de fidelidad al carisma benedictino, que habéis hecho presente, y de fidelidad a la Iglesia. Sois muy queridas entre los distintos monasterios de nuestra Diócesis.

Recordamos a las hermanas que fallecieron: madre Teresa, con su humildad; madre Pilar; sor María Jesús; sor Encarnita; sor Gregoria; sor Felicidad, a quien recordamos con las notas del acordeón, y los cantos que, en el mes de mayo, resonaban por los altavoces del santuario.

Que ellas intercedan por vosotras en esta nueva etapa que comenzáis en la comunidad de Alba de Tormes: madre Carmen, sor Micaela, sor Inmaculada, sor Digna, sor Marta y sor Gregoria; y Sor Susana, que seguirá entre nosotras, en la comunidad de justinianas.

«Ciñamos, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su reino a Aquel que nos llamó» (Regla de San Benito).

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