El gozo en el Señor

Hay semanas que están llenas de acontecimientos que marcan la vida. El 4 de octubre el Papa León XIV nos regaló su primera exhortación apostólica, Dilexi te (Te he amado).

Del 8 al 12 de octubre, tuvimos el Jubileo de la Vida Consagrada en Roma. Durante estos días he podido seguir las actividades que allí han tenido, destacando la homilía del Papa del 9 de octubre, como fuente de reflexión profunda sobre la vida religiosa. Sus palabras, llenas de esperanza y desafío, invitan a renovar el compromiso y a seguir adelante con ilusión, confiando en la fuerza que Dios da cada día. La invitación es en tres verbos: pedir, buscar y llamar. Pedir, porque en la sencillez de la pobreza se encuentra la gracia y el don de Dios que sostiene nuestro camino; buscar, porque cada día tratamos de discernir su voluntad con obediencia y apertura; y llamar, porque la entrega no es exclusiva, sino un servicio que se ofrece con amor a quienes más lo necesitan. Esta llamada impulsa a vivir con autenticidad la vocación. En medio de los desafíos y las ilusiones, encontramos en las palabras del Papa un faro de esperanza que nos fortalece para continuar entregándonos con alegría y confianza, sabiendo que nuestro compromiso es valioso para la Iglesia y el mundo.

Quisiera invitar a todos, especialmente a mis hermanas y hermanos en la vida consagrada, a renovar cada día nuestro «hágase», con la certeza de que la fidelidad y el amor son semillas que darán frutos abundantes, para gloria de Dios y servicio de nuestros hermanos.

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