«¡Papa León! ¡Papa León!», coreaban entre gritos y cantos los seminaristas que participaban junto a sus formadores y algunos obispos el pasado martes en el Jubileo de los Seminaristas. La basílica de san Pedro acogía la meditación del Santo Padre que les felicitaba por su valentía al seguir al Señor. Les recordaba que deben convertirse en «personas y sacerdotes felices», para que a través de ellos Cristo pueda llegar a los demás: «Él debe crecer y nosotros disminuir, para que podamos ser pastores según su Corazón».
¿Y cómo es el Corazón de Cristo? Sería una buena pregunta a la que responder en este día. Él mismo nos dice que es manso y humilde (cf. Mt 11, 29). Plenamente divino y plenamente humano, con esas cualidades a las que el Maestro nos invita a imitar: compasión, misericordia, amor incondicional…
En este viernes de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús se celebra la Jornada Mundial de Oración por los Sacerdotes porque de ahí es, como explica el Papa, de donde surge la vocación sacerdotal: «Es de esta “zarza ardiente” de donde surge nuestra vocación; es de esta fuente de gracia que queremos dejarnos transformar» (Encuentro internacional de sacerdotes felices).
Y en este viernes publicamos la última revista diocesana de este curso. Volveremos con más contenidos en el mes de septiembre. Cerramos una temporada más, agradecidas a nuestros lectores y a quienes colaboran en esta publicación diocesana durante todo el curso, ayudándonos a mostrar la realidad de una Iglesia que está muy viva y que vive alegre su fe, una Iglesia que se siente urgida a la misión y que está comprometida con los preferidos del Señor. ¡Felices vacaciones!