«Quiero dar las gracias a Dios por regalarme mi vocación concepcionista franciscana». Con estas palabras expresaba su gratitud nuestra hermana, sor Rosa Alarcón, al concluir la ceremonia en la que hizo su profesión de votos temporales en nuestro monasterio, el pasado sábado 1 de marzo.
Sor Rosa ha tenido cinco años de preparación con un proceso de formación, discernimiento y acompañamiento vocacional.
Este sí que pronunció y que se irá haciendo realidad en cada momento de su vida es: un sí al servicio de la persona y obra del Hijo; un sí que proclama en actitud contemplativa la soberanía absoluta de Dios; un sí a imitar las actitudes de María en fe y humildad; un sí a acoger las iniciativas del Padre; y un sí en la prolongación activa en la historia de la salvación y de la Iglesia.
La comunidad se vio acompañada en la Eucaristía por los hermanos franciscanos, sacerdotes diocesanos y feligreses. Fuimos testigos del deseo de sor Rosa de consagrase a Dios en la Orden de la Inmaculada Concepción y con su vida seguir manteniendo vivo el carisma que el Espíritu Santo inspiró a santa Beatriz de Silva para el servicio, la contemplación y la celebración de María en su Concepción Inmaculada.
Sor Rosa pronunció por primera vez, públicamente, el deseo de seguir a Cristo mediante los consejos evangélicos de obediencia, pobreza, castidad y clausura. Ofreciendo su vida por toda la humanidad y teniendo como horizonte al mundo entero.
¿Crees que tiene sentido dejarlo todo por seguir a Cristo? ¿Hay algo que te impide vivir libremente para Cristo?