Toñi Cárceles Arnau, natural de Murcia, es feligresa de la también murciana Parroquia Nuestra Señora de Fátima. Además, coordina a los Misioneros de Jesús Eucaristía.
P.: Eres misionera de Jesús Eucaristía desde hace tres años ¿En qué consiste?
R.: En servir, acompañar, reparar, honrar, adorar el Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento y guiar a otras personas a que se acerquen a él con fe, consuelo y esperanza; abriendo iglesias, parroquias –incluso algún colegio– para que muchos puedan adorar y reparar el Corazón de Jesús, haciendo así que él siempre esté acompañado y nos llene de su amor eucarístico derramando gracias y bendiciones. Esta iniciativa surge desde la Capilla de Adoración Perpetua de Murcia, cuando un grupo de tres adoradoras en 2017 se dijeron: «Si por lo menos se hiciese un día entero de adoración al Señor en cada parroquia, por turnos…». La primera adoración tuvo lugar en el Convento Madre de Dios de las canonesas justinianas. Más adelante visitaron San Andrés, San Pedro, mi parroquia de Vistabella, San Miguel, entre otras. En la actualidad, cada jueves hacemos una adoración en muy diversos sitios. También salimos a Cartagena, Lorca y pedanías. Es el Señor quien va extendiendo su obra y quiere ser adorado en todos los sagrarios del mundo.
P.: ¿Cómo te sientes realizando esta misión?
R.: Muy feliz porque, aunque solo sea un día a la semana, podemos tener una iglesia abierta todo el día para este fin, teniendo delante el Pan Eucarístico y facilitando que muchas personas, sobre todo mayores, que no pueden desplazarse a la Capilla de Adoración Perpetua, puedan estar un ratito en su parroquia más cercana hablándole al Señor, escuchándole o simplemente mirándolo.
P.: ¿Qué supone para ti ser misionera de Jesús Eucaristía?
R.: Para mi vida es de un valor incalculable. Me ayuda a entender la belleza y el poder del Santísimo Sacramento. Jesús está ahí, vivo, y puedo relacionarme con él. Aumenta mi fe, me fortalece y me da esperanza. Como decía el santo Cura de Ars, él me mira y yo lo miro.
P.: ¿Qué ambiente se genera en los jueves de misión eucarística?
R.: Un ambiente de gozo, paz, alegría, satisfacción de saber y ver que estás ante Jesús Eucaristía; de consuelo, de amor, de don de lágrimas. Y entre nosotros nos llevamos bien. Somos una familia, nos ayudamos y rezamos unos por otros. Para mí es el mejor día de la semana desde hace tres años. Es como el título del libro de María Vallejo-Nágera, Paseando por el cielo. Un ambiente perfecto junto a Jesús irradiando y llenándonos de su luz.
P.: ¿Animarías a otras personas a ser misioneros de la Eucaristía o a participar en las exposiciones del Santísimo?
R.: Por supuesto que sí. Ese es mi propósito y el de todos los misioneros. Vamos transmitiendo que el Señor está vivo en todos los sagrarios del mundo y que, en muchos, está solo, abandonado y esperándonos. Y no me olvido de la Virgen María, porque a través de ella podemos descubrir que no hay ningún lugar en el mundo donde seamos mejor recibidos y más amados que en el Santísimo Sacramento, donde Jesús está verdaderamente presente.