Podemos en todo «amar y servir» porque el Señor nos amó y porque el Señor te ha amado. La exhortación apostólica Dilexi te completa, complementa y concluye Dilexit nos, verdadero testamento espiritual del querido Papa jesuita. Ese amor que Cristo nos ha manifestado es amor que desborda, conmueve, asombra, anonada y transforma. Ahora, con Dilexi te, el Papa agustino muestra el camino del amor concreto a los pobres. Bastaría repasar el aparato crítico de la primera exhortación de León XIV para encontrar bien fundamentada una tesis transversal del documento: «El afecto por el Señor se une al afecto por los pobres» (DT 5) y además «no estamos en el horizonte de la beneficencia, sino de la Revelación; el contacto con quien no tiene poder ni grandeza es un modo fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres Él sigue teniendo algo que decirnos» (DT 5). Junto a las mejores páginas de la Biblia esta enseñanza se apoya en los Padres de la Iglesia: Ambrosio, Ignacio de Antioquía, Justino, Policarpo, Crisóstomo, Basilio y cómo no, Agustín de Hipona y hasta el Pseudo-Agustín, Cipriano y muchos más. Junto a ellos, los santos más destacados en el amor a los pobres, por citar unos cuantos de los que aparecen: Benito, Casiano, Bernardo de Claraval, Francisco y Clara, Domingo o la pléyade de santos trinitarios y mercedarios, Camilo de Lelis, Luisa de Marillac, José de Calasanz, Marcelino Champagnat, Juan Bosco y tantos y tantas más junto a estos.
Por favor, lean Dilexi te, no lo perderán.