Comenzar con otra mirada

Comenzamos un nuevo curso pastoral con los habituales propósitos, reuniones y planificaciones. Pero esta vez hay algo diferente, una herida abierta en el mundo: Gaza. Mientras llenamos la agenda de actividades no podemos (no deberíamos) apartar la mirada de allí. Lo que ocurre no es una guerra más, es una aniquilación, como ha denunciado Cáritas Internacional. La propia ONU ha sido clara: hay hambruna, no por una catástrofe natural, sino como arma de guerra. Lo ha llamado crimen contra la humanidad y eso no tiene justificación alguna.

Ante esta realidad, el Papa León XIV, como ya hiciera Francisco, no ha dejado de levantar la voz pidiendo el respeto a la dignidad y los derechos humanos, y que cesen las armas. Nos ha convocado a orar, ayunar y perdonar. Porque sin perdón no hay paz y porque, cuando el mundo calla, la Iglesia tiene que gritar más fuerte el Evangelio, aunque eso incomode.

¿Qué más podemos hacer? Jesús lo dejó muy claro: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40). Como Iglesia no podemos hacer oídos sordos. Podemos rezar, denunciar, compartir lo poco o lo mucho, podemos amar… Esas son nuestras «armas». Como decía santa Teresa de Calcuta: «No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor». Al final, esas pequeñas cosas, hechas con fe, también cambian el mundo.

Comienza un nuevo curso. Ojalá que también empiece en nosotros una forma distinta de mirar: más atentos, más compasivos, más valientes y más comprometidos con todo lo que venga. Feliz y esperanzado curso.

Otros artículos

Comenzar con otra mirada

«Quizás, quizás, quizás»

Cuando Dios mire nuestros zapatos