Simplemente, cristianos

Nos estamos acercando al final de la Cuaresma, en breve celebraremos la esencia de nuestra fe. En nuestra Diócesis, participar no es para «hacer acto de presencia» y ser un número, sino para vivir de verdad lo que somos: Iglesia. He tenido la suerte de poder participar en encuentros en la Diócesis de Cartagena como los de laicos, la Esperanzada, Llamarados, de familias, jóvenes, infancia, o incluso a nivel nacional o internacional como la JMJ. He podido experimentar la alegría de compartir la fe desde lo que nos une y no desde lo que nos separa.

A veces, caemos en la tentación de decir: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo. ¿Está dividido Cristo?» (1 Cor 1, 12-13). Pero ¿y si simplemente somos cristianos? ¿Y si dejamos de ponernos zancadillas y comenzamos a construir puentes? Lo que de verdad da testimonio no es «de quién somos», sino de dónde viene la alegría que se contagia cuando compartimos desde el corazón. Esa alegría profunda que no necesita estridencias, pero que se nota y se transmite a los demás.

El Papa Francisco lo dejó claro: «En la Iglesia cabemos todos, todos, todos». Y eso no es solo una frase bonita, es un reto. Porque no siempre es fácil, pero siempre es posible si dejamos que el Espíritu nos una.

¿Alguna vez has salido de tu parroquia, tu movimiento… para unirte a la Iglesia diocesana? ¿Has podido simplemente alegrarte y rezar por los diversos dones que Dios nos ha dado a cada uno?

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