24 de noviembre 2023

«Viven el amor de Dios de una forma profunda»

Ignacio Ayala y María Jesús Alemán, matrimonio de Murcia, viven su fe en Hakuna y como cooperadores del Opus Dei. Juntos realizan un voluntario en el Centro Penitenciario Murcia II de Campos del Río.

P.: ¿En qué consiste exactamente el servicio que prestáis en la cárcel de Campos del Río?

R.: Acudimos todos los viernes por la tarde para una labor de catequesis, generalmente orientada a que reciban el sacramento de la Confirmación; pero también incluye mucho diálogo con ellos y estar ahí para escucharlos, cuando necesitan hablar y contar sus problemas.

P.: ¿Por qué empezasteis a realizar esta actividad?

R.: Fue una llamada que sentimos cuando comenzamos en Hakuna Senior los compartiriados –así llamamos en este grupo a los voluntariados–. También empezamos por curiosidad; por lo que dice Jesús en el evangelio: «Estuve preso y me visitasteis»; y por diversas circunstancias, al conocer la labor de la capellanía católica de Campos del Río con el sacerdote Antonio Sánchez. Las continuas llamadas del Papa sobre la misericordia y la salida a las periferias también fueron un impulso.

P.: ¿Cómo responden los presos a las visitas? ¿Y a las catequesis?

R.: Les gusta mucho que los visiten y que nos interesemos por ellos. Nos llama la atención la educación con la que nos reciben y cómo nos cuentan fácilmente sus asuntos al saber que nosotros no somos personal de la prisión, sino voluntarios. Las catequesis también les gustan; intentamos hacerlas atractivas con explicaciones sencillas y acompañamiento musical, aunque para algunos es más difícil ser constantes en la asistencia.

P.: ¿De qué manera veis que el amor de Dios se hace presente en la vida de estos presos?

R.: Son personas que han caído a cotas muy bajas, en el sentido de que en ocasiones pierden el contacto con sus familiares y tienen problemas personales graves, drogodependencias... Precisamente por ello el mensaje evangélico, la oración, etc. son, en muchos casos, su apoyo en la vida en prisión y llegan a vivir el amor de Dios de una forma profunda; más incluso que los que estamos fuera de prisión, pues ellos están más necesitados y Dios los atiende.

P.: ¿Cómo vivís vosotros la experiencia? ¿Qué os aporta?

R.: Está claro que es más lo que recibimos que lo que damos. Uno nota cómo el Señor se vale de esta acción nuestra de voluntariado para curarnos a nosotros mismos de nuestros males. Es algo difícil de describir. Es gozar de una gran alegría interior, porque estamos convencidos de que lo que hacemos a un preso necesitado se lo hacemos a Jesús.