La lectura del día

El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no
XXX domingo del Tiempo Ordinario- Sal 33. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
- 2 Tim 4, 6-8. 16-18. Me está reservada la corona de la justicia.
- Lc 18, 9-14. El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.
Dijo también esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”. Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».